viernes, 3 de diciembre de 2010

La casa de los pecadores




En una casa de Tortuguitas, un grupo de sacerdotes son tratados y protegidos
por haber abusado de niños, pero también del alcohol y del juego. Para la Justicia,
sus actos parecen ser solo un desliz sin mayor importancia.



La Domus Mariae (Casa de María) es, según la Iglesia Católica, una asociación privada de fieles para sacerdotes en crisis. Casualmente la crisis que atraviesan muchos de estos curas es el abuso a menores y la pedofilia.
La casa fue fundada en 1991 y se halla en la localidad de Tortuguitas, al norte Bonaerense, en una quinta paradójicamente llamada “Mis Hijos”.
La Domus Mariae es un establecimiento ilegal tanto para el Estado, al no poseer habilitación del Ministerio de Salud, como para la Iglesia Católica, debido a que en su normativa no está permitida la existencia de instalaciones privadas.
Para sostener económicamente el tratamiento de los pacientes alojados en la Domus Mariae, le piden a casa uno el subsidio por invalidez,700 pesos, dinero que va directamente a los directivos de la Domus Mariae.
La principal condición para ingresar a la casa es que el sacerdote no tenga procesos judiciales. “Lamentablemente, no se puede hacer nada si hay denuncias porque se hace público”, advirtió Pedro Marano, director y fundador del refugio en una emboscada que hizo en el 2003 el programa de televisión Punto Doc.
Los productores del programa enviaron a una pareja con una cámara oculta, con el pretexto de que uno de ellos tenía un hermano sacerdote que cometió abuso sexual de menores.

Uno de los casos más graves que pasaron por la Domus Mariae es el de Mario Napoleón Sasso, acusado de haber abusado de 21 niños y condenado sólo por cinco casos. (ver recuadro)
Marano recurrió al sacerote y psiquiatra Luis Guzmán Domínguez, para que lo ayude con la rehabilitación de los “curas en crisis”.
“Con Pedro Marano nos conocimos en 2000, porque él se enteró que yo era médico y me dijo que tenía una obra muy importante para ayudar a sacerdotes con problemas”, dijo Luis.
En esa charla, el ex director de la Domus Mariae le confesó que por la casa habían pasado más de 70 sacerdotes, tanto de Argentina como del resto de América latina.
En ese momento la casa estaba en plena fase de expansión y tenían la idea de hacer el nuevo hogar en Cardales, porque el lugar ya les quedaba chico.
Marano reveló también que recibieron dinero del Gobierno estadounidense, por lo cual tenían fondos suficientes para el proyecto.
En ese diálogo, eludió decir la razón verdadera por lo que los sacerdotes estaban en la casa. “Y…vos sabrás” se excusó Marano cuando Guzmán insistió.
“Si lo que usted tiene aquí son pedófilos, tiene que dar parte a la justicia”, avanzó Guzmán, y a partir de esa sugerencia, comenzó un juego de simulación de gentilezas, el director lo despidió con la promesa de volver a contactarlo, pero eso nunca ocurrió.
“El problema allí no se aborda de un modo interdisciplinario con profesionales serios y responsables. Se reduce a un asunto meramente espiritual y el daño que se produce es mucho más grande aún”, opinó para Domingo el ex sacerdote Jorge Maidana, al referirse a los tratamientos que realizan en la Domus Mariae.
Luego de darles el alta a los pedófilos, las autoridades de la Domus los reubican, en la mayoría de los casos, en parroquias u hogares, donde quedan expuestos cientos de niños que comen en esos sitios su único plato del día.
Luis Guzmán quiso denunciar el caso de la Domus Mariae ante el Obispo de Zárate Campana pero no obtuvo respuesta.
Junto con Analía López, colaboradora de la casa donde vivía el abusador Mario Sasso, hizo la denuncia contra Domus Mariae en los juzgados de San Martín.
La reticencia en la apertura de un juicio a los responsables de la Domus Mariae dejó en evidencia que el lugar no sólo es protegida por la Iglesia, sino también por la Justicia.
A los dos meses de su declaración, Guzmán fue echado de su parroquia mediante una simple carta de despido.
El actual director de la Domus Mariae es el sacerdote Anselmo Romero, quien fue expulsado del pueblo correntino de Mocoretá luego de haber embarazado a una chica de 16 años que había depositado toda su confianza en él, pero terminó sola con un hijo en brazos.
Los pedófilos que pasaron por la Casa de los Pecadores, los que aún se alojan allí y todos aquellos que los encubren no fueron juzgados.
La Domus Mariae sigue existiendo con otro nombre y con otra delegación en Los Cardales. La Casa de los Derechos Humanos de Pilar asegura que hoy hay varias parroquias de ese partido y en Derqui, donde reciben a sacerdotes provenientes de la casa.
Patricia Kaplis, la fiscal que atendió el caso de la Domus Mariae en San Martín, dijo que por más de que la actitud de la casa sea reprochable ética y moralmente, no constituye delito alguno.




El silencio a veces lo dice todo

Los escándalos sobre los actos de pedofilia cometidos durante décadas por sacerdotes católicos se suceden en varios países, como ser Estados Unidos, México y Brasil. La actitud del Vaticano, que no ha sabido o querido condenar y repudiar con suficiente firmeza semejantes abusos, indigna al mundo.
Argentina no esta ajena a este tipo de crímenes, podemos nombrar las acusaciones a los curas Carlos Maccarone, el de Edgardo Storni o el caso más resonante de los últimos años, debido a su mediatización, el de Julio César Grassi, el cura creador de la Fundación Felices los Niños, que mas allá de haber sido condenado a 15 años de cárcel, y que su pena fuese confirmada, continua libre.
Similar es el caso del Sacerdote brasilero Edson Ives dos Santos, párroco de la localidad agrícola de Alexia, en la provincia de Goiás, que afirmaba que jamás se le hubiera ocurrido la torpeza de abusar de los hijos de las familias adineradas, a quienes enseñaba catecismo, por miedo al escándalo público. Es por eso que Edson elegía a sus víctimas entre los huérfanos de la Parroquia del Inmaculado Corazón de María, donde preparaba a los niños para la primera comunión.
Los casos se multiplican a lo largo del mundo, pudiendo citar como ejemplo a los Legionarios de Cristo en México, o incluso puede encontrarse online, en grupos como el “Boys Land On Line” que proclama en su sitio web que son “un foro para buscar apoyo, discusión, compañerismo y felicidad en su vida, lejos de la persecución de la sociedad”.
La constante y lamentable renovación de casos de pedofilia en todo el mundo demuestran que el problema no es tan solo accidental, sino institucional. Y está marcado por el encubrimiento.



El cura que abusaba de niñas extorsionándolas con comida

Mario Napoleón Sasso es un ex sacerdote condenado en 2007 a 17 años de prisión por haber abusado sexualmente de cinco niñas de entre 6 y 13 años en un comedor infantil que dirigía en el pueblo de La Lonja, Provincia de Buenos Aires.
Luis Guzmán, el cura y psiquiatra que denunció al pedófilo, comentó que Sasso extorsionaba a las víctimas de una manera horrorosa: con la comida. “Se aprovechaba y amenazaba con dejar de darle víveres a la familia si decían algo de lo que hacía”, cuenta Guzmán
“Me enteré de lo que pasaba en la parroquia cuando me contactó Analía López, una colaboradora en la parroquia de Sasso, por una nena que encontró llorando en la parroquia, y que terminó confesando el abuso recibido por el sacerdote”, comentó Guzmán.
“Sasso contó durante mucho tiempo con la protección de Rafael Rey, ex obispo de Zárate-Campana. Recibió una carta donde le prevenían de sus tendencias pedófilas, pero la ignoraron. Cuando lo confronté sobre el abuso, no hizo nada. Por eso en el 2005 el Vaticano lo expulsó por aceptar la existencia de la Domus Mariae y encubrir a Sasso”, continuó Guzmán.
Además, agregó: “Decidí hacer un chequeo médico de los 150 niños de la parroquia de La Lonja, para poder examinar a la víctima sin que levante sospechas. Cuando fue el momento de revisarla, comenzó a llorar, mostrando los típicos signos de un abusado”.
Cuando la oficina de Sasso fue registrada por la Policía, se encontraron en su computadora direcciones de páginas de Internetcon contenido pedófilo.
Sasso fue detenido en una cabina de peaje del Ramal Pilar de la Panamericana, luego de un mes y medio de estar prófugo. “Estaba vestido de cura, con la cabeza rapada y bien afeitado. El mismo grupo de personas que en un principio lo defendió y ayudó a escapar, recolectando dinero en la parroquia, fue el que lo trajo nuevamente al país y lo entregó a la Justicia”, comenta Guzmán.
Mario Napoleón Sasso fue condenado en diciembre de 2007 a 17 años de prisión. Ese mismo año contrajo matrimonio con Graciela Inés Miño, una colaboradora de la Capilla San Manuel, que tiene seis hijos, tres de los cuales son nenas.


Bianca Damiano - Belén López - Javier Leoni

1 comentario:

rainzaccaro dijo...

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